Por Manuel Campo Vidal | Manuel Campo Vidal – Hace 11 horas
Fue la del domingo en España una noche electoral extraña, incluso enigmática, en la que hubo que informarse de los resultados por los silencios. Los tiempos también comunican. El PSOE no salía a hablar, Convergencia i Unió tampoco mostraba prisa por hacerlo y el PP, que por estar en el Gobierno disponía de los datos reales antes que nadie, no comparecía.
La imagen de varias conexiones de los programas especiales con la sede
de los partidos con periodistas en solitario repitiendo que por allí no aparecía nadie, nos informó de lo mal que le iban las cosas a algunos.
Lo que se presumía se cumplió: serio retroceso del Partido Popular y más grave aún el del PSOE porque ponía en cuestión la continuidad de su líder, como al dia siguiente se demostró con el anuncio de la retirada de Rubalcaba. Entre los dos grandes perdieron cinco millones de votos. Tardaban en salir porque no sabían como explicarlo. Y cuando salieron, ya casi lo sabíamos todo.
Pero después llegó Pablo Iglesias, líder de Podemos. Todas las miradas convergían
sobre esa fuerza que pasaba de cero a cinco eurodiputados, algo sin
apenas precedente. Acaba de celebrar Izquierda Unida y sus socios el
salto de dos a seis escaños y Rosa Diez, dominada por la euforia, la subida de uno a cinco; acabábamos de escuchar la desbordante satisfacción de ambos por haber avanzado cuatro eurodiputados cuando, quien tenía más motivos que nadie para cantar victoria, el líder
de Podemos, el del cero a cinco, disparó estas palabras: "Hemos perdido
estas elecciones. Las ha ganado el Partido Popular. Mañana seguirán los desahucios. No nos conformamos. No pararemos hasta echar del poder al PP y al PSOE". Es decir: Podemos no celebró sus resultados y, en cierta medida, amargó la fiesta a quienes hablaron poco antes eufóricos. Los tiempos en comunicación son vitales.
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En la rutina triunfalista de esas noches electorales en las que todos ganan porque así se empeñan en contarlo los dirigentes, solo dos excepciones: la sinceridad de Elena Valenciano, que repitió que sus resultados habían sido malos, malos, y la ruptura de lo habitual por Pablo Iglesias, quejoso de la insuficiencia de su éxito. Como advirtió el primer ministro francés Manuel Valls, "Europa sufrió un seísmo político
el pasado domingo". Para medir su intensidad en la escala Ritcher no
basta con contar los votos. Hay que escuchar las palabras, interpretar
los silencios y manejar los tiempos. La riqueza de la comunicación no se limita a la lectura de unos números.
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Fuente: https://es.noticias.yahoo.com/pp-psoe-podemos-noche-electoral-092627874.html
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