Pedro Sánchez se estrena en el PSOE incumpliendo promesas
Por Asier Martiarena | Episodios nacionales – Hace 5 horas
El mismo envite que le llevó a las portadas y que le granjeó simpatías fuera del partido -que veían en el vasco a un joven diputado dispuesto a abrir las ventanas delcentenario partido de la rosa-, le ha acabado sepultando.
Eduardo Madina debe de estar lamentándose a estas horas del órdago lanzado a la dirección del partido a finales de mayo cuando, contradiciendo a la cúpula, solicitó someter al voto de la militancia la elección del secretario general.
La maquinaria del partido patrocinada por el propio Alfredo Pérez Rubalcaba -ya exsecretario general- y Susana Díaz -presidenta de la Junta andaluza y gran esperanza del aparato socialista para mudarse a Moncloa-, elevó ayer a Pedro Sánchez hasta la secretaría general.
En la pugna se coló José Antonio Pérez Tapias, pero las malas lenguas aseguran que el aparato le permitió participar para quitar votos a Madina. Metidos en harina, el vasco aprovechó cada uno de sus discursos en ahondar en la necesidad de abrir el partido a la militancia e incluso propuso un proceso interno de primarias para decidir qué candidato es el más idóneo para las elecciones a la presidencia del Gobierno. Incluso puso fecha, otoño de este mismo año.
Al carro se subieron Tapias y Sánchez. No vaya a ser que Madina cobrara ventaja electoral. Pero una vez contados los votos, y en una de sus primeras entrevistas como secretario general, Pedro Sánchezha señalado en los micrófonos de la Cadena Ser la posibilidad de aplazar las primarias. O por lo menos retrasarlas. Se trata de la primera 'promesa incumplida' aunque Sánchez no lo ve como tal. Al contrario, el flamante nuevo líder del PSOE reivindica su "autonomía" como secretario general para decidir a su gusto el calendario a seguir dentro del PSOE.
Viendo cómo ha dispuesto Pedro Sánchez las piezas en el tablero, Madina comienza a entender que su éxito de forzar a Rubalcaba a abrir el partido a la militancia ha acabado siendo un obstáculo insalvable para alcanzar la victoria.