En su mente había tejido
una maraña de intrigas y traiciones, el la amaba de verdad pero con un amor de
esos que matan, se decía a sí mismo que no entendía por que ella lo traicionaba
si el trabajaba cada mañana para darle a ella y sus hijos todo lo que
necesitan, si dentro de su corazón no había más que amor para ellos, sin
embargo cada día su primera frase al llegar a casa no eran sino una quejas y
críticas. Ella, aunque temía con que saldría el esta tarde cuando llegara de
trabajar, nunca se imaginó que alguna vez el la pusiera la mano encima, pero
aquellas lágrimas de dolor y desconsuelo por no saber que había hecho mal, la
devolvían a su triste realidad, el saber que se había equivocado al elegir. El
sentía una terrible ira hacia ella por todas cosas imaginarias que ella había
hecho, se había ido con aquel vecino que la miró el otro día en la calle y ella
tan coqueta estuvo haciendo infinidad de guarrerias en su delante, su mente
había trabajado tanto que pensaba que un apretón de manos era una caricia
sensualmente aceptada por ella. Mientras tanto, ella en su corazón empezaba a
sentir terror a que el llegara de casa, no se atrevía ni a mirar a nadie
mientras el estuviera frente a ella. Quien sabe cuantas veces al día la llamaba
para interrogarla, y no para preocuparse de ella de verdad.
Muchas veces entendemos que el
conocer a alguien es haber no se cuantas quintuchocientas conversaciones y
centenares de encuentros sexuales, lo cierto es que en ninguna o quizá pocas de
ellas uno tiene la suficiente cabeza fría para desear conocer el corazón de
aquel que tienes al lado, podrías tenerle piel con piel una semana entera y tan
solo saber el olor que el o ella tiene al transpirar o como es su cabello al despertar
cada mañana. Pretender jugar a dar un
perfil psicológico de quien tienes al lado es a veces más que imposible, sin
embargo si puedes saber si esa persona que tienes a tu lado le gusta algún tipo
de caricia que tu sabes que de manera natural lo vas a hacer cuando tengas 70
años, o si esperas a que ella se levante a servirte o tu eres la persona que la
sirves el desayuno en la cama, por que antes ya lo has hecho con tu familia,
madre, o amigos; puedes saber si en relaciones anteriores has tenido
pensamientos negativos hacia la otra persona que han surgido de pronto y sin
venir a cuento, y puedes buscar remediar solucionarlo, no se trata de contratar
un investigador cuando el pescado esta servido y saber si tus pensamientos,
dudas e inseguridades se hacen realidad, sino se trata de mirarte al espejo y
preguntarte si existe algún indicio real de que aquel pensamiento no es más que
eso, una alucinación. Si es así, antes de estar con aquella persona que amas de
verdad, deberías ir a un especialista en modificación de conducta e invertir en
tu vida para hacer feliz a la otra persona que se supone que amas. Amar no es
llevarle un día el desayuno a tu marido a su cama, o llevarle rosas e esa mujer
hermosa que te espera al final de tarde, amar es decir en tu corazón POR QUE TE
QUIERO, ES POR QUE ME ARRIESGO A PERDERTE CON TAL DE SABER QUE VAS A SER FELIZ. Saber elegir no es conocer a la otra persona, es
conocerte a ti mismo para saber si a ella o a el la harás feliz.
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